“La Puerta de la Muerte” de Giacomo Manzù representa uno de los principales paradigmas del siglo pasado, además de ser una obra maestra de la escultura contemporánea y, entre las Puertas de San Pedro en el Vaticano, la más bella.
Es una obra de arte nacida de la amistad y del profundo entendimiento humano y espiritual de dos hombres que han marcado uno de los más altos niveles de la historia de la Italia moderna: GIACOMO MANZONI en arte “Manzù”, escultor italiano (1908-1991) y ANGELO RONCALLI, el Papa bueno, “Juan XXIII” (1881-1963).
Los dos eran originarios de Bérgamo, en el norte de Italia, de familias muy humildes, el primero fue el doceavo hijo de un zapatero y sacristán y el segundo cuarto de trece hermanos hijos de campesinos pobres.
Estas dos grandes figuras me han abierto el camino de la vida cuando, adolescente buscaba de entender los misterios de la existencia. En mi caso particular ha sido al revés de cómo normalmente podemos imaginarnos: Manzù me ha encaminado a la espiritualidad del arte y a la sacralidad del trabajo y el Papa Roncalli a la entrega social y política con los últimos, con los desheredados de la tierra. Los sentía cercanos y me daban seguridad, pensaba que habían siempre existidos y que estarían siempre con nosotros. En realidad el Papa Roncalli ha desaparecido improvisamente cuando yo era todavía monaguillo e íbamos con la tribu parroquial a visitar a sus hermanos en su casa natal de Sotto il Monte (Bergamo) que quedaba como a 60 quilómetros, mientras que Manzù lo he visto paulatinamente institucionalizarse alabado mundialmente, y yo fui alejándome en los laberintos de la contestación y de la Pintura hambrienta de todo en la vida.
Papa Roncalli abrió aquel famosísimo Concilio Vaticano II qua ha revolucionado la Iglesia Católica y reabierto la esperanza de PAZ con JUSTICIA social en los corazones y en las mentes de millones de personas, y Manzù ha reconectado la espiritualidad del arte al sufrimiento de los explotados, de los oprimidos, de los humildes y de los últimos.
Manzù era un comunista especial “De mi dicen que soy marxista. No es verdad. Nunca me he inscrito al Partido Comunista. Pero me siento comunista en el sentido que deseo una humanidad más fraternal y pacífica. Ser de izquierda para mi es una decisión más humana que política” (La Stampa,23 diciembre 1988); “Yo vivo por la paz y tengo un odio feroz por la guerra. El tiempo me da siempre más la razón” (Corriere della Sera, 24 aprile 1977).
Manzù era un personaje incomodo por su simple y radicalmente “atea y comunista” visión del mundo, y obviamente desencadeno las iras de los biempensantes de la Bergamo católica (que ahora se comen las uñas por desear el traslado a Bergamo de la casa-museo de Ardea-Roma, donde el artista tuvo que vivir exiliado casi toda su vida)….y las dramáticas y durísimas polémicas de la Curia Romana que “no consideraba oportuna para la realización de las Puertas de San Pedro el ferviente comunismo del artista”….pero a pesar de todas estas presiones la obra fue realizada así como la deseaba Manzù (y como la sonaba Papa Roncalli) y hoy “La Puerta de la Muerte” es considerada su obra maestra absoluta, con aquella fusión del espíritu laico con la religiosidad de las escenas….representadas con humana simplicidad.
Como nos cuenta de manera muy franca nuestro colega Gianfranco Tognarelli recién regresado de Roma: “Estuve en San Pedro y tengo que decir que toda aquella riqueza, aquel Barroco, me ha resultado bastante insoportable….Pero me he detenido frente a la Puerta de Manzù. Finalmente algo a medida humana, sin excesos, me ha parecido ver un artista en sintonía con nuestro ’400. El trabajo de un artista maduro que se enfrenta con el misterio de la muerte (no solamente de Cristo)….con una síntesis y una pobreza de medios potentes (me ha venido a la mente el último Michelangelo del que habla Gajoni). Quizás la previa visita a las catacumbas de Priscilla con sus sugestiones me había preparado en las justas condiciones…últimamente he escuchado críticas al trabajo de Manzù…Mah!!!…a mí me parece la cosa más fuerte y autentica (sin nadie que se para a mirar….mientras que la Piedad de Michelangelo, detrás de un vidrio, es imposible de mirar, con en frente una muchedumbre como con la Gioconda al Louvre)”.
Manzù fue el hombre del dialogo entre la Iglesia y el comunismo y ha descrito su relación con Papa Juan XXIII en estos términos:”Nuestro punto de encuentro fue la caridad, esto es todo lo que se tenía que hacer por los hombres, por la fraterna convivencia de todos en este mundo lleno de odio”.
La narración de la relación fraternal entre el escultor y el pontífice inicia en el 1947 con los primeros bocetos e ideas y se concluye con la inauguración de “La Puerta de la Muerte” en el 1964 (aunque el pontificado de Papa Juan XXIII inicia en el 1958 y se concluye con su muerte en el 1963). En estos 17 años de tribulaciones para la gestación de la obra se vino moldeándose también una visión amplia y laica de los temas sagrados por representar y fue Papa Roncalli que concedió a Manzù de seguir su propia inspiración, cambiando el tema inicial de la obra “El triunfo de los santos y mártires” en aquello de la “Muerte”, esto es de las violencias y de los sufrimientos humanos.
Y son propiamente los temas de violencias y sufrimientos humanos en el mundo que vienen enfrentados en el Concilio Ecuménico Vaticano II a partir de 1962, propiamente en el momento en el que Manzù estaba trabajando en su Puerta….que prefigura artísticamente el SENTIDO de aquellas que serán luego las revolucionarias conclusiones del Concilio a favor de la PAZ, de la JUSTICIA y de la LIBERTAD.
Nacerán los movimientos de los “sacerdotes obreros”, las “Comunidades de Base”, la “Teología de la Liberación”, el “Ecumenismo” etc.…todo sintetizado en aquellas tres palabras “opción preferencial por los pobres”…uno de cuyos fautores fue Dom Hélder Câmara arzobispo de Olinda y Recife, llamado también “el obispo de las favelas”, que participo al Concilio Vaticano II y que dijo “Si doy pan a los pobres me llaman santo, pero si señalo las causas de la pobreza me acusan de comunista”.
“La Puerta de la Muerte” de Manzù representa este paradigma, que en el siglo pasado ha abierto un nuevo camino de ESPERANZA en el mundo occidental, de ternura, de amor, de fraternidad, de PAZ y de JUSTICIA…enriquecido de los nuevos conocimientos sobre las relaciones con la Madre Tierra…. que continua a pesar de todo….a pesar de la insurrección global y virulenta, sin precedentes en la historia, de los ricos en contra de los pobres que se ha desencadenado solamente dos décadas después de las conclusiones del Concilio Vaticano II y de la inauguración de la Puerta de Manzù.
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las puertas de la muerte de principio toda obra que tenga ese nombre tendria un mensage diafano y simple es presisamente el punto de infleccion que a todos nos hace meditar y comensar a discurrir cuanto de cierto hay en el mas alla despues de abrir las puertas donde todos tarde o temprano tendremos que pasar en una colunna larga y silenciosa ,entonces miramos con asumbro nustra humana igualdad y cuanto pudieramos hacer para reducir el sufrimiento de los menos favorecidos .
Muchas gracias Maestro Michillini por este excelente escrito sobre San Juan XXIII, el Concilio Vaticano II , y la magnifica Puerta de la Muerte. Cuanta verdad en sus palabras!!!!
Queste porte scolpite da Manzu sono la sintesi della fragilita dell’uomo ed anche della Speranza…