El Comandante Tomás Borge decía que “el arte es una herejía”. Y efectivamente en la década de los 80’s en las artes plásticas nicaragüenses experimentamos herejías, utopías y tendencias de las más variadas, como nunca, creemos, en ninguna revolución anterior.
Lo único que no se pudo es la re-integración didáctico-institucional de la escuela de artes plásticas con las facultades de arquitectura, y por esto creamos la ENAPUM-DAS (Escuela Nacional de Arte Publico Monumental), come conexión o enlace entre los estudiantes de las varias disciplinas de las artes.
A posteriori podemos afirmar sin ninguna duda que aquí en Nicaragua no se entendió la trascendencia del planteamiento.
Quizás a nivel general podamos ahora llegar a la conclusión que el divorcio didáctico y productivo existente ya desde dos o tres siglos entre las artes mayores, como son ARQUITECTURA, ESCULTURA y PINTURA, pueda superarse inmediatamente después de una revolución, antes que se re-asienten sin cambios las anteriores estructuras e instituciones divorciadas.
Reflexionando sobre estos asuntos, re-publicamos aquí un artículo del subscrito, que salió en el NUEVO AMANECER CULTURAL/ El Nuevo Diario 16 febrero de 2002, con algunas actualizaciones:
En el estallido creativo del Arte Público, en los años ‘80, hubo de todo: desde el “grafiti” más sencillo hasta las técnicas pictóricas más sofisticadas y duraderas como el Fresco o el Mosaico o la Cerámica.
Para poder analizar este fenómeno tan amplio y significativo deberíamos darle nombre a las varias tendencias que podríamos individuar entre las casi 300 obras inventariadas por David Kunzle en el excelente libro de Arte Nicaragüense editado por la Universidad de California – UCLA y titulado THE MURALS OF REVOLUTIONARY NICARAGUA 1979 –1992.
Es siempre muy difícil dividir por categorías, por “ismos”, por esquemas las artes plásticas de un determinado periodo sin caer en simplismos o directamente en lo ridículo, y por lo tanto nos ayudamos con las definiciones más comunes en la actualidad: Por un lado tenemos la tendencia “Conceptual” (termino muy de moda en el Arte Contemporáneo), que enfatiza y concentra toda la atención en el tema, la idea, el mensaje, el concepto, con escaso o ningún interés por los medios expresivos, las técnicas, los materiales etc.; y por el otro lado encontramos la tendencia que llamaremos “Profesional”, que enfatiza en el oficio, y por lo tanto en cómo en la obra se expresa el tema, idea, mensaje o concepto, o directamente utiliza el eventual tema o mensaje como pretexto para contenidos diferentes.
Y como estamos en la tarea de inventar nombres podemos, quizás, llamar “Profesional /integral” la tendencia que pone énfasis simultáneamente en los “Conceptos” y también en los “Oficios” con el intento de crear obras de gran sentido temático/expresivo, trascendencia profesional y función social.
En todo caso hablamos siempre de intentos, de tentativas, de tanteos expresivos, porque creemos que todavía estamos muy lejos de salir de la gran catástrofe en la que se encuentran las Artes Plásticas Contemporáneas del mundo llamado “occidental”: consideramos por lo tanto el Arte Público de los años ‘80 como un buen inicio para que, quizás en el futuro las cosas puedan mejorar.
Entonces, las obras “conceptuales” en el Arte Público, las que priorizaban los mensajes individuales, sociales, políticos o religiosos, debido a la urgencia de comunicar temáticas, emociones, tareas o contenidos de participación social en los hechos que mantenían Nicaragua en el centro de la atención mundial. En esta tendencia podemos incluir los “grafiti” como expresión psicológica individual o colectiva, pero en donde muy raramente se le puede encontrar algún contenido estético; e inmediatamente después podemos ubicar las obras realizadas con escaso interés por los materiales, con técnicas efímeras y a veces sin ninguna preparación de los muros, pero con ideas, conceptos y emociones de gran entrega intelectual y humana.
Dos de las obras seguramente más “conceptuales”, o para nombrarla en otros términos: de más atrevimiento y audacia intelectual (y que en otras latitudes hubieran despertado sumo interés por parte de críticos e historiadores del “Arte Contemporáneo”), fueron los conjuntos de obras esculto-pictóricas de la Base Militar de Asturias, del B.L.I. Miguel Ángel Ortez y del 5 Comando Militar Regional de Juigalpa para los departamentos de Boaco y Chontales.
Estas obras realizada en plena guerra por artistas/militares con la colaboración de profesores y alumnos de la ENAPUM (Escuela Nacional de Arte Publico Monumental) de Managua se convirtieron, quizás, en las primeras bases militares de la historia de los ejércitos del mundo totalmente policromada, llena de colores, totalmente pintadas para el descanso psicológico de los soldados, para la descarada visibilidad satelital y para el mensaje de paz y de vida que sobrentiende cualquier obra artística.
Era conmovedor, en plena guerra, ver movilizados los muchachos del Servicio Militar Patriótico, con tremendos camiones IFA, buscando piedras de colores en los ríos y cañadas para realizar los inmensos mosaicos de piedras naturales.
Es difícil encontrar concentrada en unas cuantas obras tanta “conceptualidad” como en estos casos: emociones, sensaciones y conceptos simultáneamente pensados, vividos, sufridos y compartidos.
Una obra totalmente “conceptual” (en este caso no “minimalista”, sino “maximalista”), que nunca se pudo concretizar (Christo tuvo más suerte con el embalaje de la costa de Sidney “Little Bay”), fue el inmenso retrato horizontal de Sandino, que pensábamos realizar en la superficie del Lago de Managua en la mitad de la década de los ’80.
Se trataba de recolectar materiales flotantes (botellas vacías, maderas, plásticos etc), pintarlos y amarrarlos el uno al otro para crear una línea, y con esta un “diseño” anclado al fondo del lago, cubriendo la superficie desde el Malecón hasta San Francisco Libre: una especie de “grafito” quilométrico para que se pudiera apreciar a través de los satélites de la CIA parqueados sobre Managua.
Habría podido ser la más grande obra “post-Land Art”, o bien “PRE-ASTRONAUTIC ART”: en todo caso no se realizó y quedó a nivel de puro “concepto”.
Como otro retrato de Sandino y Darío encima del teatro Rubén Darío, que quedó en puro concepto…o más bien proyecto.
Si queremos pasar al otro lado, a lo extremo de la otra tendencia, poco o nada “conceptual”, y con inquietudes absolutamente “profesionales”, podríamos mencionar las obras realizadas en función totalmente didáctico/experimental: esto es estudios y elaboraciones plásticas sobre un espacio arquitectónico definido y tomando en cuenta el movimiento del espectador en su recorrido y las consecuentes deformaciones ópticas.
Estas obras no representan ningún tema particular, sino que son puras ejercitaciones plásticas.
Queda claro que aún sin representar otra cosa que un puro manejo del espacio, estas obras resultaban ricas en contenidos por su magia expresiva, decorativa y visual.
La primera, realizada en el 1983, fue un trabajo mural en el interior de “Los Tayacanes”, edificio recreativo recién construido contiguo a la CST. Se trataba de la proyección de los “conos ópticos” desde puntos intermedios del movimiento del espectador, y de otras líneas arquitectónicas que al final conformaban en la pared un interesantísimo ritmo plástico /decorativo de superficies geométricas y planos entrelazados.
Esta obra fue destruida pocos meses después por el arquitecto que estaba a cargo de esta institución de la Juventud Sandinista.
La segunda obra, aún más elaborada y detallada pudiera considerarse como un pequeño “manual del manejo plástico del espacio”: se trata de las pinturas murales en el interior de la Biblioteca de la Escuela Agropecuaria ACRA-UNAG de León.
En cada una de las 4 paredes fueron pintados ejemplos de problemáticas como: los “accidentes arquitectónicos”, las “geometrías subyacentes”, los “conos y las deformaciones ópticas”etc. además de varios ejemplos de mármoles y maderas, objetos y elementos arquitectónicos virtuales (trompe l’oeil).
Estas obras fueron también desgraciadamente destruidas.
Y fueron destruidas junto con las demás obras de arte realizadas en este Centro por los Maestros Leonel Cerrato, Daniel Pulido y Florencio Artola: todas declaradas Patrimonio Cultural de la Nación por una Ley de la República.
Actualmente estos edificios conforman el Campus Agropecuario de León.
Y entonces, ¿Quién dio la orden de destruir estas obras del Patrimonio Cultural Nacional? ¿Los antiguos propietarios UNAG o los nuevos de la UNAN? ¿Con cuales motivaciones destruyeron obras que ni siquiera tenían temática política? ¿Quién pagará los daños materiales y morales a los artistas por este atropello? Y los responsables de Patrimonio, ¿Cómo podrán parar estas nefastas situaciones?
Pero, casi llorando y con mucha tristeza regresamos a nuestras tendencias “conceptuales” y “profesionales” que, muchas veces se encuentran fundidas en la misma obra: lo que bautizamos provisionalmente como tendencia “Profesional /integral”: entre los varios ejemplos en este sentido, uno de los primeros trabajos fue el mural de la Casa Nacional AMNLAE, en el reparto S. Juan de Managua en donde, por la primera vez en 1983, se experimentaron simultáneamente las técnicas del “Mosaico polimaterico”, de la “Cerámica premoldeada en relieve” y del “Ensamblaje escultórico” integrados a una pintura mural que temáticamente y conceptualmente buscaba representar la compleja problemática de la mujer.
Y ¿qué pasó con este mural?………fue destruido 4 años después, en el año 1987.
El único fragmento de cerámica en relieve que logramos poner en salvo lo reubicamos en el CEMOAR, Km 15,5 Carretera Sur en donde queda permanentemente a la vista y memoria de lo bueno y de lo malo de esta humanidad que construye con grandes sacrificios y destruye sin ninguna emoción.
“Profesionales /integrales” podemos definir los mosaicos de San Carlos – Río San Juan: en piedras naturales el de la tarima en el Malecón, y en azulejos y materiales varios el de la ex Casa de Cultura; y también la obra de Integración Plástica en la Iglesia Santa María de los Ángeles en el Barrio Riguero en Managua: primer intento de integración de las tres artes plásticas fundamentales – Pintura, Escultura y Arquitectura- en un trabajo colectivo realizado por decenas entre colaboradores, técnicos, ayudantes, estudiantes, artesanos y trabajadores varios; aplicando una metodología de constante dialogo y verificación con los Padres Franciscanos, con los feligreses y jóvenes de la Parroquia y con los visitantes teólogos, intelectuales, artistas etc.
Gracias a Dios estas últimas obras están sobreviviendo.
Las de San Carlos medio abandonadas y evidentemente desconocidas por sus ciudadanos a pesar de su tamaño (13 metros de largo cada una), belleza y trascendencia artística: necesitan urgentemente limpieza y mantenimiento y un esfuerzo para que las instituciones y escuelas de la Región construyan un programa de estudio, explicación y divulgación hacia los jóvenes, e incluso organizar visitas para los turistas.
Las obras del Barrio Riguero están bajo censura: detrás de metafísicas y feísimas cortinas, esperan también un poco de amor, junto con la necesaria limpieza y mantenimiento.
¡Qué difícil es, para los escultores, pintores, ceramistas y mosaiquistas, trabajar en los espacios públicos de Nicaragua!
Y que feo destruir y censurar y tener que empezar siempre de cero, en una historia eternamente y penosamente “desaparecida”.