En el 125 aniversario de la primera edición de Azul (publicado en Valparaíso por la Tipografía Excélsior en el 1888), Chile promueve un sinnúmero de eventos que recuerdan esta magna obra del poeta nicaragüense Rubén Darío, máximo representante del modernismo literario en lengua española.
El escritor e historiador Jorge Eduardo Arellano resume estos advenimientos en el siguiente artículo de “Opinión” en El Nuevo Diario del 31 de agosto de 2013, Managua, Nicaragua. En esta oportunidad, y como homenaje desde Nicaragua, publico las imágenes de mi obra “AZUL” realizada en tiempos recientes (POST in lingua italiana).
Chile y los 125 años de Azul…
Jorge Eduardo Arellano
La conmemoración del 125 aniversario de la primera edición de Azul… (Valparaíso, Tipografía Excélsior, 1888) pasó inadvertida en Nicaragua. Sin embargo, en Chile —donde se gestó y difundió esa primera concreción orgánica del modernismo en lengua española— fue celebrada decorosamente.
El 30 de julio de 2013, en el Museo Marítimo Nacional de Valparaíso, se inauguró la exposición fotográfica “A 125 años de Azul…” y tuvo lugar la premiación del concurso literario Azul —un cuento en 100 palabras—, en que participaron estudiantes de la provincia de Petorca. Estuvieron presentes las autoridades organizativas: Cristián del Real Pérez, contralmirante IM, director del Museo Marítimo Nacional; María Luisa Robleto Aguilar, embajadora de Nicaragua en Chile, y Raúl Torres Arredondo, director del Consejo Regional de la Cultura y las Artes, región de Valparaíso.
Desde el año pasado, la Municipalidad de Valparaíso y la Embajada de Nicaragua inauguraron la “Ruta azul”, es decir, el develizamiento de varias placas en edificios que nuestro Rubén Darío frecuentaba dentro de la porteña ciudad, moderna y cosmopolita, del Cono Sur. A esta actividad le precedieron dos conferencias del suscrito: una en la sala América de la Biblioteca Nacional en Santiago (“Rubén Darío transatlántico”) el 23 de noviembre de 2012; la otra en la Universidad de Valparaíso (“Impacto de Azul… en la literatura hispanoamericana”) el 27 del mismo mes y año.
En esa oportunidad, con la Editorial de la misma Universidad de Valparaíso, planeamos una edición crítica de Azul… para conmemorar sus 125 años. Diez meses después, la obra —ya una realidad— será presentada en la primera semana del próximo noviembre tanto en Valparaíso como en la Feria del Libro de Santiago. Sus anotaciones corren a cuenta de Ricardo Llopesa y el estudio preliminar a la mía.
De esta manera, Chile ha sido fiel al libro que sería mucho más que una reliquia histórica: la primera ruptura de los géneros tradicionales al conjugar —unitaria y lúcidamente— el cuento y el poema en prosa, el poema lírico y el narrativo; un breviario caracterizado por su poder crítico, mensaje de rebeldía antiburguesa, proclama humana y vital, necesidad de amor al arte y al mismo amor, ironía fustigante y condena de la injusticia.
Por algo Azul… es considerado “texto epigonal para el desarrollo de la poesía chilena” —cito el tomo I de la Antología crítica (1996) de la misma, elaborada por Naím Nomez; y que resultase un campo de aprendizaje para tareas mayores de su autor, quien en su plena madurez afirmó que Azul… —según sus propias palabras— “debía derivar toda nuestra futura revolución intelectual”. Una revolución que a finales del siglo XIX introdujo la libertad francesa del modernismo en las dos orillas del Atlántico y emprendió la apertura hacia la universalidad de nuestras patrias periféricas. Y aquí cabe citar a Saúl Yurkievich:
“Darío es el primero en salir del estrecho círculo de las literaturas nacionales, el primero en vivir por doquier […] en preconizar y en encabezar un movimiento literario internacional, en abrirse con mayor receptividad a todos los estímulos; en propagar una amplia, diversa gama de influencias extranjeras; el primero en sentirse mundial, en practicar un auténtico cosmopolitismo; también el primero en abolir censuras morales, en asumir la crisis y el desgarramiento que caracterizan a la conciencia de nuestro tiempo”.
Y un esbozo excepcional de ese programa resultó Azul…: obra catapultante que tuvo una honda repercusión —sin precedente alguno— como nuevo evangelio poético. Así lo revelaron numerosos escritores. Manuel Gutiérrez Nájera narró cómo había llegado a sus manos en México, y cómo lo llevó, exultante, al café donde se reunían jóvenes literarios “agitando páginas en el aire como puñados de banderas”. Y en otras ciudades hispanoamericanas su lectura fue emocionada y su influjo inmediato. He ahí el emblemático Azul… dariano con el cual Rubén alzó una cordillera de poesía en nuestro continente.
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/295611-chile-125-anos-de-azul