Retrato de abuelos norteños

michilini.jpgHe intentado hacer el retrato de los padres de unos amigos de Matagalpa. Digo “intentado” porque los documentos fotográficos eran escasos y de baja calidad y por lo tanto el trabajo fue bastante complicado, resultando el “parecido” quizás un poco aproximado. Pero, igualmente, el cuadro me parece bastante logrado por su “verosimilitud”,
y de este argumento vamos a profundizar enseguida.

En el primer plano del cuadro aparecen los dos retratos frontales, sin ninguna novedad. Mientras que en el fondo he pintado una parte de la ciudad de Matagalpa y el Cerro Apante en el centro, en donde hace un par de años se levantó la impresionante Virgen de Guadalupe, del Arquitecto, Pintor y Escultor nicaragüense Federico José Matus Vega.

Sergio Michilini, LOS ABUELOS NORTEÑOS, 2018, oleotela, cm50x64

Sergio Michilini, LOS ABUELOS NORTEÑOS, 2018, oleotela, cm50x64

Y aquí unas pequeñas reflexiones sobre los retratos desde fotografías.

Todos sabemos que para un pintor lo ideal sería que el personaje a retraer posara en vivo y en varias sesiones de trabajo, posiblemente sin moverse mucho. Pero esto parece ser ya algo imposible en nuestros tiempos convulsionados y frenéticos y casi siempre hay que trabajar con fotografías.

El retrato en pintura para lograr el parecido superficial ya no tiene sentido, pues las técnicas de la fotografía hacen milagros en este sentido…y a un costo mucho más barato. Así que, si alguien quiere documentar el parecido y la semejanza exacta de una persona en un determinado momento de su vida, lo mejor es tomar unas fotografías.

Hay quienes quieren darle un valor añadido de maquillaje a las fotografías encargando algún pintor para copiarla a mano exactamente como es. Y hay pintores que para demostrar sus habilidades se conforman con reproducir una fotografía, copiandola con tenacidad, buscando con perfeccionismo obsesivo el parecido fotográfico con la fotografía, lamiendo y relamiendo la superficie hasta no distinguir la foto del cuadro o diseño. El cliente queda muy feliz de poseer una fotografía diseñada o pintada a mano y el pintor muy feliz de mostrar sus habilidades. Y allí termina la trascendencia.

Pero si hablamos de pintura en serio debemos de iniciar considerando que el documento fotográfico es algo circunstancial, expresión de un instante…que en el momento que nace, muere también, y se transforma propiamente en un documento de archivo, con fecha y hora.

La mayoría de las fotos son documentos de crónica: o sea narraciones figurativas ocasionales, coyunturales, episódicas, anecdóticas…y son las que sirven al pintor para coadyuvar la acción creativa. Las fotografías son como los artículos de crónica o los documentos históricos que utiliza el escritor para componer su novela o su historia de ficción.

Mientras que para un pintor no sirven las fotografía con intenciones artísticas, pues se supone que estas ya tienen su objetivo logrado, cumplido y determinado. En literatura se podría decir que ya son obras de ficción, por lo que es preferible no utilizarlas para elaborar otra historia de ficción.

Hemos dicho entonces que la mayoría de las fotografías son documentos objetivos de la superficie de los entes en un determinado momento. Mientras que con la pintura obviamente se debe de buscar algo más que la representación mecánica de las superficies de estos entes.

Y este “algo” no es solamente la psicología del ente o sujeto a representar, como normalmente se piensa. Ciertamente es algo que tiene que ver con la vida del sujeto, pero también tiene que ver con la vida del pintor, con sus vivencias, sus experiencias y su manera de trabajar, de representar, de expresar…y entonces el retrato en pintura es, muy a menudo, un doble retrato: el del personaje representado y el autorretrato del pintor.

Y es propiamente por esto que, para facilitar esta aproximación al retrato, sería mejor que la persona a retratarse y el pintor se conocieran bastante bien, conocieran de sus vidas, de sus pensamientos, conocimientos, acciones y visiones del mundo…y todo esto ya nos podría sugerir, a nosotros los pintores, algún tipo de composición, ritmos, estructura o solución pictórica para la obra a realizar. Y esto sería de buen auspicio para iniciar la actividad creativa del retrato.

Pero luego, en el momento de iniciar el estudio para el retrato, es necesario o indispensable, disponer de una grande cantidad de fotografías como documentos para el retrato pictórico. Cuantas más fotografías mejor, para trabajar con más libertad. Al igual que un escritor para inventar su novela, mejor disponga de una mayor cantidad posible de documentos, artículos y crónicas de la época en la que se desarrollaría el cuento de ficción.

Pero cuidado…: es el pintor que debe de dominar las fotografías y no al revés…o, dicho de otra manera: hay que usar las fotografías y no ser usado por ellas (lo que no es nada fácil).

Una buena sugerencia podría ser esta: el retrato pictórico será más logrado cuanto menos será parecido a algunas de estas fotografías. Decimos que si tenemos 10 fotografías el retrato deberá parecer a la inexistente fotografía número 11.

El retrato, al final, debe de trascender la representación superficial, el parecido, la similitud a la fotografía.

Es mucho más importante que la obra tenga “VEROSIMILITUD” con lo real, con la época, con el lugar, con el pensamiento, o sea que tenga la fuerza de persuadir por sí misma…lo que se obtiene cuando primeramente la obra “es en sí y por sí”, cuando tiene su orden interior real y funcional y auténtico y autónomo, incluso del sujeto representado.

El retrato pictórico, al final, debe de ser, posiblemente, algo vivo, expresivo, único e irrepetible…un ser, al igual de los otros seres, o entes, que conforman la existencia humana.

En síntesis, VEROSIMILITUD en lugar de PARECIDO…esta es la tarea, que siempre intentamos, los pintores, y a veces lo logramos.

Sergio Michilini, LOS ABUELOS NORTEÑOS, 2018, oleotela, cm50x64 DETALLE

Sergio Michilini, LOS ABUELOS NORTEÑOS, 2018, oleotela, cm50x64 DETALLE

Sergio Michilini, LOS ABUELOS NORTEÑOS, 2018, oleotela, cm50x64 DETALLE

Sergio Michilini, LOS ABUELOS NORTEÑOS, 2018, oleotela, cm50x64 DETALLE

4 pensieri su “Retrato de abuelos norteños

  1. Excelentes retratos mi estimado,
    las mujeres del norte son lindas, los dos se notan con mucha sensibilidad y con miradas decididas, a que? no se sabe pero ha logrado una preciosa obra. Saludos y bendiciones

  2. Antes de todo gracias por el espacio, felicidades y jamás una fotográfia será igual a una obra en oleo, me encantaría un retrato como este, que transmita tu personalidad, y la técnica del pintor. Muchas bendiciones Maestro retratista, muralista!!

  3. Impresionante trabajo, con mucha creatividad viendo las pocas herramientas de trabajo, espero que los dueños de esta obra queden contentos. Matagalpa no la habia visto jamás desde ese angulo. Felicidades mi querido maestro Sergio.

  4. Mi estimado don Sergio, maestro de maestro, se lució en estos retratos aún con poco material fotografico, excelente trabajo, un abrazo enorme y muchas felicidades a usted y a quienes tendrán el gusto de tener una obra suya en su hogar.
    Fraternal abrazo.

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