Matagalpa-Nicaragua: lienzo atribuido a Bartolomé Murillo

MATAGALPA, NICARAGUA:
VALIOSO LIENZO ATRIBUIDO A BARTOLOMÉ MURILLO
por Eddy Kühl, Miembro de la Academia of Geografía e Historia de Nicaragua, 1997

En 1874 los padres de la Compañía de Jesús comenzaron la construcción de la Iglesia Parroquial de San Pedro

de Matagalpa (elevada a Catedral medio siglo más tarde, en 1924).

En 1880 en Matagalpa el  sacerdote jesuita Alejandro Cáceres sirvió de padrino de bautismo a Demetria Baldizón Molina, hija menor de Matías Baldizón y Demetria Molina. (Matias había sido Prefecto de Matagalpa) a quienes los jesuitas agradecidos donaron dos lienzos valiosísimos, uno de ellos se cree que fue pintado por el maestro clásico español Bartolomé Murillo.

Dña. Meta los mando instalar en una pared alta de su casa, que es donde fue posteriormente el Hotel Bermúdez (esquina opuesta al Palacio de la Curia).

En 1881 los indios de las cañadas vecinas atacaron a las autoridades de Matagalpa presididas por el prefecto granadino Gregorio Cuadra, penetraron al centro de la ciudad haciendo agujeros en las casas, así llegaron hasta  la casa de los Baldizón, descolgaron y llevaron  uno de los lienzos para ocuparlos como envoltorios, el segundo se salvó cuando llegaron refuerzos de Managua.

La Sagrada Familia – Matagalpa – Nicaragua

Doña Meta preocupada por el futuro del lienzo sobreviviente lo dejó en custodia  en la iglesia de San Pedro, donde estuvo por mucho tiempo.

Su hija Demetria Baldizón recibió la responsabilidad de proteger el cuadro, posteriormente pasó a su nieta Victoria Kühl Baldizón (*1902+1997).

Otto Kühl (*1864 +1959), inmigrante alemán,  talló el marco de madera de 2 mts. de ancho por 3 mts. de alto, tallando  la figura de una cabeza humana en la parte inferior.

Esta clásica  pintura al óleo supuesta de Murillo muestra a la Virgen con el Niño, luego San José presentando el lirio florecido, arrodillados San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús  y el misionero jesuita San Francisco Javier.

El lienzo enmarcado fue redescubierto por el educado fraile italiano Julian Barni en 1953. Con el paso del tiempo, casi nadie recordaba la historia o el valor de este lienzo, hasta que el fraile Barni lo reconoció. Había venido a dar servicio religioso a Matagalpa y luego se convirtió en su Obispo. Durante su tiempo, trasladó la pintura al Salón Ateneo en el Palacio Episcopal en 1975, donde se estaba organizando un museo eclesiástico. Ahí es donde se encuentra hoy y puede ser visto por el público.

La Sagrada Familia, Matagalpa

REFLEXIONES ALREDEDOR DE ESTA OBRA

Por Sergio Michilini, pintor, 2020

No hemos podido todavía mirar la obra original de la Sagrada Familia que se encuentra en el Palacio Episcopal de Matagalpa. Tenemos solamente esta descripción que publicamos y una  fotografía que nos ha facilitado el amigo Eddy Kühl.

Por lo poco que podemos apreciar nos atrevemos a formular algunas reflexiones. Parece una obra muy interesante por su composición, por su factura pictórica y por sus escasas referencias iconográficas. Casi seguramente es una obra del siglo XVII, definida estilísticamente en el  Barroco Español o Barroco Colonial.

Dudamos (pero no del todo) en la atribución de esta obra al maestro  Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla 1618–1682) porque no encontramos las delicadezas  vibrantes  de sus pinceladas y la sensibilidad pictórica refinada, íntima y elegante que casi anticipa el rococó.

Detalle de LAS DOS TRINIDADES. Bartolome Murillo, 1670/1680, Oleo sobre lienzo, 293 x 207cm Londres, National Gallery

Miramos por ejemplo  la Sagrada Familia que se encuentra en la parte inferior de una de sus últimas obras “Las dos Trinidades”. Todo parece moverse,  el aire envuelve los personajes y la luz ha delicadamente inundado el ambiente ganándole el espacio a la penumbra, mientras que el  Niño, inspirado, mirando con melancolía hacia su Padre y con un semblante que recuerda  la Inmaculada Concepción del Escorial del Museo del Prado.

Bartolomé Esteban Murillo (1617–1682) La Inmaculada Concepción, 1665, óleo sobre tela, 91×70 cm

Mientras que nuestra Sagrada Familia es bastante estática, inmóvil, como de una fase  arcaica del barroco, más cercano estilísticamente a un manierismo de composición caprichosa, como de  abanico de figuras actuantes alrededor del Niño que pareciera mirar el espectador.

Bartolome Murillo,“Sagrada Familia del pajarito” 1650, Óleo sobre lienzo, 144 x 188 cm.

También si comparamos nuestra obra con algo muy juvenil de Murillo, cuando era evidentísima la influencia de los maestros sevillanos de la generación anterior, como Francisco Herrera el Viejo ( 1590-1654) o Francisco de Zurbarán (1598 –1664), podemos resaltar la grandes diferencias iconográficas.  Por ejemplo, en la “Sagrada Familia del pajarito”  podemos admirar una narración domestica clara y elocuente  realizada con un fuerte modelado, debido a la luz que define claramente los volúmenes y la síntesis extremas de las formas , y todo este naturalismo no afecta la ternura poética de esta vida familiar  sino, más bien  expresa  a la vez  la mayor idealización y espiritualidad como de una obra devocional.

Y devocional es seguramente nuestra Sagrada Familia de Matagalpa, que nos recuerda al maestro Bartolomé Esteban Murillo desde joven como un exitoso empresario de la pintura, con una gran producción de cuadros religiosos,  trabajando intensamente también para el mercado americano y luego, en el transcurso de su vida y después, tuvo muchísimos discípulos y seguidores que pintaron con sus maneras, métodos y estilos.

Así que bien puede ser, nuestro lienzo, una obra de la Escuela del maestro Bartolomé Esteban Murillo en vida o a posteriori, quizás entrado el siglo XVIII.

La ciudad de Matagalpa antes de 1900. Mosaico CSI Foto cortesía

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